jueves, 15 de enero de 2009

HOMILIA. 18-I-2009

DOMINGO II. T, O. C.B.
¿Dónde oídos la voz de Dios? En una sociedad tan plural ¿Dónde puede el creyente escuchar la voz de Dios?
Sí ya se la respuesta teórica: En la Sagrada Escritura, Dios nos habla. En la reunión de los creyentes Cristo está en medio de ellos y nos dirige la Palabra por medio de la comunidad. Pero en la práctica, ¿cómo me ha hablado a mí y cuál es mi respuesta .
La narración del sueño de Samuel es muy grafico y muy nítido. Pero el texto también nos hace caer en la cuenta que “Aún no conocía Samuel al Señor, pues no le había sido revelada la Palabra del Señor. Es decir fue el sacerdote Elí que le introdujo en la escucha y le reveló cual tenía que ser su actitud ante la llamada personal de Dios: “Habla, Señor, que tu siervo escucha. En sueños, o seguramente más estando despiértos la voz de la conciencia también nos llama por nuestro nombre, sólo cabe una actitud de escucha; “Habla, Señor”.
A través de la historia de la Salvación, de los acontecimientos, o de la creación. Cabe una actitud de escucha. ¿A quién no le gustaría que le hablara claro el Señor? Pero no sólo que nos hable claro, sino que uno tenga la valentía de seguir su palabra y darla a conocer a los demás.
Los que estamos reunidos en la eucaristía hemos sido iniciados. No nos sonreímos y sabemos que se nos quiere decir cuando se nos presenta un trozo de pan y se nos dice “Este es el Cordero de Dios”, pero pensad por un momento cómo tiene que resonar en los oídos de uno que no conozca la tradición bíblica. O incluso a nuestros judíos y musulmanes que también tienen la tradición del Cordero. Decir de un hombre, Jesús de Nazaret o de un trozo de pan, esto es el Cordero de Dios.
Nosotros, porque hemos sido iniciados en estos misterios lo creemos y sabemos lo que decimos y queremos decir.
Pero caben otras preguntas: ¿Cómo iniciamos a los demás? ¿Cómo compartimos nuestra fe? Aquellos discípulos de Juan Bautista siguieron al Maestro y después de estar con Él les faltó tiempo para correr hacia sus hermanos y anunciarles “Hemos encontrado al Mesías”.
Compartir nuestra fe ¿Cuán importante es? Precisamente hoy celebramos la jornada mundial del emigrante y del refugiado, cuyo lema es “la fraternidad va más allá de la ley”. Compartir. ¡Cuán necesario es compartir ¡ , yo añadiría que la fraternidad también va más allá de las creencias, porque lo que nos iguala es nuestra dignidad humana, pertenecer a este grupo raro de criaturas humanas. Los inmigrantes pueden aportarnos mucho y con ellos los cristianos también tenemos que compartir nuestra fe, decirles con claridad “Hemos encontrado al Mesías”. Pero esta experiencia también ellos la pueden compartir con nosotros, pues muchos de ellos en su tierra de origen escucharon al voz de Dios, se encontraron con el Mesías y lo quieren compartir.

P. Miquel Bonet Nicolau C.R.

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