viernes, 23 de enero de 2009

Homilia

HOMILIA. III DOMINGO. 25-I-2009Gener 22, 2009 per Sant Gaietà
TERCER DOMINGO T.O. C.B.Lecturas: Jonás 3,1-5.10, Salmo 24, 1. Corintios 7,29-31, Marcos 1,14-16. Es verdad que los humanos muchas veces nos hemos imaginado a Dios consentimientos humanos. Un Dios que se arrepiente de sus amenazas y perdona. Secompadece ante el cambio realizado en el hombre. Es la imagen que aparece en ellibro de Jonas, pero también en otros muchos textos bíblicos. Sí, es imaginación humana, pero también podríamos preguntarnos si es Dios el quecambia o es el hombre ante la predicación del profeta, que ha cambiado su visión deDios. El profeta Ezaquiel en un texto nos recuerda que si “el malvado cambia y seconvierte de su mala vida, él mismo se salva”, es una auténtica llamada a laresponsabilidad personal ante Dios y ante uno mismo. El pasado domingo decíamos que Dios nos habla, y cada uno sabe como le hablaDios. La fe de la Iglesia con la carta a los Hebreos nos dice que “de muchasmaneras habló Dios antiguamente a nuestros padres y en esta etapa final nos hahablado por su hijo. Dios nos habla, como habló a los habitantes de Nínive a través de Jonás y estoshombres, mujeres y niños de la gran ciudad hicieron caso al profeta, seconvirtieron de su mala vida y “lograron que Dios se compadeciera de su amenaza” ysalvaron su vida. (Si leemos todo el librito de Jonás veremos como el que no sealegra de la conversión y del perdón es el mismo profeta, puede haber hoy tambiénciertos “buenos” que no tengan mucho interes en que los “malos” se conviertan yvivan”). La esperanza del hombre creyente está en la confianza de que si acude a Dios yéste le concede su Espíritu, puede cambiar su corazón, su vida. En un momento dado de nuestra vida, los hombres y mujeres podemos oir lallamada”!Basta ya¡ “Se ha cumplido el plazo”. Hay que cambiar de verdad, hay quedar fe a la buena noticia. Otro mundo es posible. Otra manera de vivir es posible.¡Basta ya de enfrentamientos y divisiones! Demos paso a la solidaridad. Hagamos unmundo nuevo. Con el símbolo que nos ofrece Ezequiel, en el lema del octavario de launidad de los cristianos, de las dos varas en manos del profeta hagamos una nueva,un único pueblo, que de la división nazca la unidad. Vista la historia del pueblo de Israel y del mismo cristianismo nos damos cuentaque la unidad es muy frágil o tal vez nunca se consiguió. La unidad es un continuocamino, es una búsqueda constante que tendrá lugar al final de los tiempos. (creoque es la afirmación de un gran teólogo ¿K.Raner?) Pero mientras tanto nosotros enel presente venimos obligados a buscarla, a construirla, como es la voluntad deCristo. El rompió el muro que dividía la humanidad en pueblo creyente y nocreyente. Ahora desde la humanidad glorificada de Cristo toda la humanidad tieneacceso a este Dios que se ha humanizado tanto que se ha hecho hombre. Este Dios hecho hombre sigue pasando junto al lago y nos dirige la palabra, nosinvita a seguirle para cambiar nuestras vidas, hacerlas más solidarias, másentregadas, poniendo nuestro corazón en los valores que permanecen, en lo esencial, más que en las cosas que pasan, que son transitorias. P. Miquel Bonet C.R.

martes, 20 de enero de 2009

ENCUENTRO DE GRAMIC


EL PASADO DÍA 18 GRAMIC (GRUPO AMIGOS DE MINUSVÁLDOS DE CATALUNYA) TUVERON SU ENCUENTRO MENSUAL. VISITARON LA EXPOSICIÓN DE LA FUNDACIÓN LA CAIXA, SOBRE "PAN DE ÁNGELES" PINTURA FLORENTINA.

jueves, 15 de enero de 2009

HOMILIA. 18-I-2009

DOMINGO II. T, O. C.B.
¿Dónde oídos la voz de Dios? En una sociedad tan plural ¿Dónde puede el creyente escuchar la voz de Dios?
Sí ya se la respuesta teórica: En la Sagrada Escritura, Dios nos habla. En la reunión de los creyentes Cristo está en medio de ellos y nos dirige la Palabra por medio de la comunidad. Pero en la práctica, ¿cómo me ha hablado a mí y cuál es mi respuesta .
La narración del sueño de Samuel es muy grafico y muy nítido. Pero el texto también nos hace caer en la cuenta que “Aún no conocía Samuel al Señor, pues no le había sido revelada la Palabra del Señor. Es decir fue el sacerdote Elí que le introdujo en la escucha y le reveló cual tenía que ser su actitud ante la llamada personal de Dios: “Habla, Señor, que tu siervo escucha. En sueños, o seguramente más estando despiértos la voz de la conciencia también nos llama por nuestro nombre, sólo cabe una actitud de escucha; “Habla, Señor”.
A través de la historia de la Salvación, de los acontecimientos, o de la creación. Cabe una actitud de escucha. ¿A quién no le gustaría que le hablara claro el Señor? Pero no sólo que nos hable claro, sino que uno tenga la valentía de seguir su palabra y darla a conocer a los demás.
Los que estamos reunidos en la eucaristía hemos sido iniciados. No nos sonreímos y sabemos que se nos quiere decir cuando se nos presenta un trozo de pan y se nos dice “Este es el Cordero de Dios”, pero pensad por un momento cómo tiene que resonar en los oídos de uno que no conozca la tradición bíblica. O incluso a nuestros judíos y musulmanes que también tienen la tradición del Cordero. Decir de un hombre, Jesús de Nazaret o de un trozo de pan, esto es el Cordero de Dios.
Nosotros, porque hemos sido iniciados en estos misterios lo creemos y sabemos lo que decimos y queremos decir.
Pero caben otras preguntas: ¿Cómo iniciamos a los demás? ¿Cómo compartimos nuestra fe? Aquellos discípulos de Juan Bautista siguieron al Maestro y después de estar con Él les faltó tiempo para correr hacia sus hermanos y anunciarles “Hemos encontrado al Mesías”.
Compartir nuestra fe ¿Cuán importante es? Precisamente hoy celebramos la jornada mundial del emigrante y del refugiado, cuyo lema es “la fraternidad va más allá de la ley”. Compartir. ¡Cuán necesario es compartir ¡ , yo añadiría que la fraternidad también va más allá de las creencias, porque lo que nos iguala es nuestra dignidad humana, pertenecer a este grupo raro de criaturas humanas. Los inmigrantes pueden aportarnos mucho y con ellos los cristianos también tenemos que compartir nuestra fe, decirles con claridad “Hemos encontrado al Mesías”. Pero esta experiencia también ellos la pueden compartir con nosotros, pues muchos de ellos en su tierra de origen escucharon al voz de Dios, se encontraron con el Mesías y lo quieren compartir.

P. Miquel Bonet Nicolau C.R.

martes, 13 de enero de 2009

HOMILIA. BAUTISMO DEL SEÑOR

BAUTISMO DEL SEÑOR (11-I-2009)

Ritos de purificación los encontramos en muchas culturas, de ayer y de hoy. El sentimiento de impureza está muy arraigado en el corazón de la humanidad y los hombres buscan purificarse, lavarse, quedar limpios y para ello, nada mejor que el símbolo del agua.
Jesús no necesitaba purificarse, pero también se acerca para sumergirse en el rito, que desde su muerte y resurrección adquiere un nuevo significado. Nos sumergimos en su muerte y resurrección, para nacer a una nueva vida.
El símbolo del agua es muy potente. El agua es vida, pero también es muerte. Y esto es lo que se realiza y simboliza en nuestro bautismo morimos al pecado, a la maldad, al hombre viejo, dirá el apóstol Pablo, para resucitar al hombre nuevo, a la gracia y a la vida del Espíritu del Resucitado.
Al evangelista Juan le gusta jugar con los símbolos y nos recuerda que del costado de Jesús salió agua y sangre. Y hoy en el texto de su carta nos recuerda “al que vino con agua y con sangre. No sólo con agua, sino agua y sangre y el Espíritu da testimonio…”
¿Qué sería de nuestra vida sin el agua que nos sostiene y la sangre que riega nuestras venas y el espíritu que hace posible el oxígeno para la vida? De lo material nos elevamos hacia lo espiritual y somos capaces de descubrir que nuestra vida pende de un hilo: agua, sangre, espíritu. Es decir, pende de Dios.
El domingo pasado hablábamos de la Palabra con la cual se hizo todo. Hoy el profeta Isaías nos ofrece una imagen agrícola que nos habla de la lluvia y la nieve que empapan la tierra y que no regresan al cielo sin antes haber fecundado la tierra y hacer germinar la semilla que da pan al sembrador. Así será mi palabra, dice el Señor, sino que hará mi voluntad y cumplirá mi encargo.
Leído el texto desde la muerte y resurrección de Cristo no podemos menos que pensar que esta Palabra de Dios, es Jesús de Nazaret, el hijo d María, el hijo amado del Padre, a quien se nos invita ha escuchar, según el evangelista Mateo.
Agua, Sangre y Espíritu nos recuerdan los sacramentos de iniciación cristiana: Bautismo, Eucaristía, Confirmación. Ello nos une a Cristo a quien tenemos que escuchar y seguir. A la vez compartir con los demás. La vida en Dios cuando más se da más crece, a pesar de la increencia, o el materialismo que nos envuelve el cristiano sabe que más allá de todo lo que vemos y pasa está el Espíritu de Dios que nos llama a vivir íntimamente en Él

P. Miquel Bonet Nicolau C.R..

domingo, 4 de enero de 2009

HOMILÍA PARA EPIFANÍA 2009

REFLEXIÓN SOBRE LA EPIFANÍA.
Una luz nos ha guiado y nos hemos encontrado para formar un solo pueblo, una comunión de vida, respetando nuestras diferencias, muy unidos con los sentimientos de respeto al hombre, no es en la uniformidad que está la hermosura de las cosas sino en la diversidad y armonía. Los creyentes en Cristo Jesús desde su muerte y resurrección hemos comprendido el gran misterio o sacramento que hay en todo hombre, que lleva esculpida en su vida la imagen de Dios. No, no hay fronteras para la fe en Cristo. No hay otro obstáculo que impida al hombre aceptar a Cristo como norma de su vida, que su propio pecado, pero este también es superado por la gracia de Cristo. Todo hombre que con sinceridad busca la verdad y se deja guiar por sus destellos, esta luz un día más o menos lejano, más o menos cercano, esta luz le iluminará y descubrirá una realidad más profunda que la que puedan tocar nuestras manos científicas, una realidad que está muy por encima de todos los cálculos humanos y que es la realidad de Dios, que quiere estar cerca del hombre, aunque muchos hombres vivan como si Dios no existiera. Si el hombre tiene la valentía de seguir los destellos de la luz de Dios que salen de la historia y de las realidades terrenas podrá descubrir a este Dios que respeta profundamente al hombre en su libertad, y que no lo violentará en nada, es cada uno, cada hombre en su libertad que tendrá que ponerse en marcha, seguir la estrella y aceptar, o rechazar la realidad a que ella le ha guiado. Es maravilloso eso de seguir a Cristo. Es maravilloso eso de sentirse hermano de todo hombre. Es maravilloso eso de que Dios, en Cristo, nos haya manifestado el gran valorn que tiene el ser humano. Ser cristiano es tener a Cristo como norma de vida, es seguir a Cristo, y esto no está reservado a una nación, o un pueblo, sino que somos hombres y mujeres, niños y adultos de todos los pueblos que podemos descubrirle y seguirle. La fe en Cristo, en Dios hecho hombre, no tiene fronteras. Dios hecho hombre, para que el hombre descubra en el hombre a Dios. Dios que se da e invita al hombre que sólo dándose encontrará la plenitud y sentido de su vida. En los Magos de Oriente estamos simbolizados todos. Todo ser humano puede dedscubrir la estrella y decidirse a seguirla. Ella le puede llevar al núcleo fundamental de la fe, que es la muerte y resurrección de Cristo Jesús.
P. Miquel Bonet Nicolau C.R.

viernes, 2 de enero de 2009

HOMILIA. SEGUNDO DOMINGO D. DE NAVIDAD.4-I-2009

SEGUNDO DOMINGO DESPUES DE NAVIDAD (4-I-2009)

El texto evangélico que proclamamos hoy termina con estas palabras “A Dios nadie lo ha visto jamás, Dios Hijo único, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer” Es decir no lo hemos visto, pero lo podemos conocer, gracias al “Dios Hijo único, que “nos lo da a conocer.
¿Quién es este Hijo único? Pues aquel que nos presenta el mismo evangelista como la Palabra por la que se hizo todo lo que existe. Es aquel mismo que otro Juan, llamado el bautista, nos presenta como el que viene detrás de él, pero que existía antes.
Seguimos en el gran misterio en que hemos creído los cristianos. Lo que llamamos Dios hecho hombre, en Jesús de Nazaret, el hijo de María y al que reconocemos como Hijo de Dios. “engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho”.
Para nosotros, los cristianos, es la razón de todas las cosas. La Palabra, que da vida a todo lo creado, pues él es la Vida.
¿Qué sería del mundo sin la Palabra, sin la comunicación, sin la comunión? El gran misterio, y entiendo misterio, no como algo incomprensible, sino como “un signo o sacramento” que hace referencia a una realidad que está más allá de lo que vemos, oímos o expresamos. Es decir, me puedo acercar al hecho histórico de un hombre, Jesús de Nazaret, pero más allá del hecho histórico vislumbro, me conecto, me pongo en comunión de fe con aquellos que le reconocieron como el Mesías, el esperado a lo largo de los siglos, aquel que “aplasta el mal”. Descubro en él al que todos los hombres esperan. Y me adhiero por la fe.
Una carta dirigida a los Hebreos, y que aceptamos como Palabra de Dios nos recuerda que “de muchas maneras habló Dios antiguamente a nuestros Padres, en esta etapa final nos ha hablado por su Hijo”.
Esta es la osadía que tuvieron aquellos que siguiendo a Jesús en sus enseñanzas y que le vieron condenado y colgado en la cruz, lo descubrieron “resucitado” lleno de Vida, porque Él es la Vida, es la Palabra del Padre, la comunión con la humanidad.
A esta osadía nos unimos los cristianos de todos los tiempos. Hay otras creencias, hay otras visiones del mundo y de la vida. Pero esta es la nuestra que queremos compartir con todos los hombres que quieran escucharnos.
Pero, en el fondo, es cuestión de creer, de saber ver más allá de lo material y de entrar en comunión con este sentido de la vida: “Dios, tan amigo del hombre, que no sólo le llama a la existencia, sino que se hace hombre, para enseñarle, a todo hombre, el camino que lleva a la vida.

P. Miquel Bonet Nicolau C.R.