miércoles, 18 de agosto de 2010

GRATAS NOTICIAS

GRATAS NOTICIAS
Ayer 15 de agosto en los medios de comunicación leí dos gratas noticias, al menos para mí. Y hoy 16 siguen siendo buenas noticias. Me alegro de la defensa que hace Barak Omba del respeto a la libertad a que cada grupo humano pueda profesar su religión y no ser perseguido por ello, en relación a una polémica mezquita cera de la Zona Cero de NY. Y la otra el permiso concedido a nuestros hermanos ortodoxos para que pudieran celebrar un multitudinaria eucaristía en el Monasterio turco de Sumela. Hoy puedo leer que se celebro sin ninguna incidencia y fue presidido por el patriarca ecuménico de Constantinopla Bartolomé I. DEMOS GRACIAS A DIOS . Pero mientras comíamos ayer la TV nos puso la nota negra: Amenaza de bomba en el Santuario de Lourdes. A Dios gracias fue amenaza falsa, pero el susto nos lo dieron. ¿Qué le pasa a nuestra vecina Francia? ¡Dónde está su “liberté, egalité, fraternité”?
P. Miguel Bonet C.R.

domingo, 15 de agosto de 2010

15 AGOSTO 2010, ASUNCIÓN DE LA VIRGEN MARÍA.

La Virgen María, asunta al Cielo. María es llevada, es subida al cielo, ésta es la afirmación, que hace la comunidad cristiana desde antiguo, celebrando la “dormición” de María ya en el siglo VI en occidente y desde el V en oriente. Su Hijo, Jesucristo subió, ascendió por su propio poder, María es subida. Las verdades de fe que proclama la Iglesia sobre la Virgen María, todas están en relación “al fruto de su vientre”, Jesucristo.
Es inmaculada en previsión de los méritos de su Hijo, es así, la primera salvada. Al no haber en ella pecado original, en buena lógica no podía haber en ella sus efectos, por lo que a esta fiesta, también se le llamó “la dormición de la Virgen”, lo que afirmamos los creyentes, en esta celebración, es la bondad de toda la creación, también el cuerpo humano.
Siguiendo la fe del Pueblo de Israel, los cristianos afirmamos que todo lo creado salió bueno de “las manos de Dios”. Cuando crea al hombre y la mujer, se recalca “y vio Dios que era muy bueno”. Pero apareció el mal, la ausencia de bien, por la “envidia”. Nuestra fe nos asegura que el mal, no puede vencer al bien. El afirmar la glorificación del “cuerpo y alma de María”, es afirmar la bondad de la obra de Dios en esta unidad: cuerpo y alma, en los humanos. Creemos, nosotros, en esta tierra nueva y cielo nuevo”.
Hay otras creencias, entre ellas, la de pensar que el “cuerpo es una carga”, es malo para el espíritu humano que aspira a librarse de él. Para la revelación bíblica el ser humano es una realidad:“ cuerpo y alma”. Es esta unidad la que está llamada a estar en la eternidad con el Creador y Padre.
Afirmamos que la virgen María fue concebida sin pecado, porque en Dios “que no hay tiempo, estaba la presencia de su Hijo que toma carne de la humilde Nazarena. En buena lógica también, desde los primeros siglos se le llama “Madre de Dios”, se entiende de Dios hecho hombre, de aquel que afirmamos “engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho,se hizo hombre” se encarnó en las entrañas de María Virgen.
Siendo en el tiempo, el que no tiene tiempo, en el Dios eterno, la humanidad en su historia creyente, puede celebrar, no sólo que Jesús, el Hijo de Dios e Hijo de María, su cuerpo glorioso haya “subido al Padre, sino también el cuerpo de su madre, como unidad en su alma, esté glorificado, haya subido, no por su poder, al cielo, sino por el poder de su Hijo.
San Pablo, en la carta a los Corintios, nos recuerda que: “Cristo ha resucitado, primicia de todos los que han muerto”. Esta es la fe cristiana, la que nos identifica. “Primero Cristo, después todos los cristianos. Y entre los cristianos, la primera, la Virgen María. La primera cristiana. No por haber sido la madre biológica, como nos recuerda el evangelio de san Lucas, proclamado en la vigilia de la fiesta, sino por haber escuchado la Palabra de Dios y haberla hecho vida”.
Los cristianos, con el Pueblo de Israel, confesamos que Dios ha creado todas las cosas buenas. Estas cosas subyugadas por la desobediencia, por la “envidia”, han sido liberadas por la obediencia: “aquí estoy para hacer tu voluntad”, dirá el salmista, palabras puestas en boca de Jesús.
La salvación nos llega por la obediencia del Hijo hasta la muerte, y muerte de cruz. Hemos sido salvados por el Amor, derramado en el corazón de la humanidad.
“El aguijón de la muerte es el pecado… demos gracias a Dios que nos da la victoria por nuestro Señor Jesucristo”. Él es el nuevo Adán y junto a Él la nueva Eva, la Virgen María, su madre, asunta al cielo.

p. Miguel Bonet C.R.