domingo, 1 de febrero de 2009

HOMILIA IV DOMINGO T.O.C.B.

DOMINGO IV T.O. C.B.
"Te sucitaré un profeta..." dice el Deuteronomio. Recordémoslo, una vez más. ¿Qué es un profeta? uno que habla en nombre de otro o en lugar de otro. Los hombres necesitamoos mediaciones, para relacionarnos con Dios,( y no me preguntéis el por qué). Como decían los Israelitas "no podemos ver a Dios cara a cara y seguir viviendo", sólo podemos intuirlo verlo indirectamente, y así el hombre creyente "ve la mano de Dios", en la liberación de la esclavitud de Egipto, en la obra de la creación, lo escucha a través de los profetas, que son estas personas "poseídas" por el Espíritu de Dios, que nos hablan en su nombre. A partir de la manifestación de Dios en el Horeb en tiempo de Moisés se inicia la tradición de esperar un profeta como Moisés, dice el Deuteronomio: "Pondré mis palabras en su boca y dirá lo que yo mando..." Éste texto leído desde la muerte y resurrección de Cristo, en el Nuevo Testamento lo vemos hecho realidad en Jesús de Nazaret. Él es el profeta esperado. Pero no nos quedemos aquí. El profeta Joel (2,28) anuncia que llegará el día en que el Señor derramará su Espíritu sobre toda carne, y vuestros hijos e hijas profetizarán... Cristo es el profeta esperado, pero Él a la vez ha enviado el Espíritu de Dios, su Espíritu sobre nosotros, y en el mundo, nosotros la Iglesia, los creyentes somos profetas, es decir con nuestra manera de vivir y de decir las cosas damos testimonio de Dios, en quien creemos. Así nos lo recuerda la Iglesia el día de nuestro bautismo. Con la unción del Crisma entramos a formar parte de un pueblo sacerdotal, profético y real. Somos un pueblo de sacerdotes, profetas y reyes. Cada uno es sacerdote, profeta y rey. Pues formamos un sólo cuerpo en Cristo Jesús. El Profeta, el Sacerdote y el Rey. Con su autoridad Cristo, el Profeta, expulsa a los malos espíritus. Despues de resucitar les recuerda a sus discípulos, nos recuerda a nosotros. "Dios me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra, id y haced discípulos... (Mt. 28.18) y Marcos añade. "Estas señales acompañaran a los que crean: en mi nombre expulsaran demonios, hablaran nuevas lenguas... (Mc.16,17). Los profetas del A.T. no lo tuvieron fácil, no siempre fueron aceptados por las instituciones. Normalmente había una gran tensión entre el profeta y las autoridades constituídas, pero a pesar de las dificultades el profeta no se callaba. El Espíritu de Dios que le movía, no le dejaba callarse, aunque las palabras o los hechos del profeta no gustaran a la sociedad o a las autoridades que la regían. Los creyentes de todos los tiempos han pasado dificultades, también nosotros, unas veces más otras no tanto. Pero la promesa de Cristo no ha fallado: "Yo estaré con vosotros, hasta el fin de los tiempos, tampoco hoy nos abandonará. Y no olvidemos, aunque no siempre seamos concientes de ello, por ser creyentes "Dios pone en nuestro corazón la palabra adecuada y siempre viene en ayuda de nuestra debilidad.Nosotros creemos que todo lo que hay de bueno en la creación está animado por el Espíritu de Dios y éste mismo Espíitu nos da fuerza para expulsar los "malos espíritus".
P.Miquel Bonet Nicolau C.R.

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