miércoles, 20 de mayo de 2009

HOMILÍA

V DOMINGO DE PASCUA. 10 DE MAYO 2009

En los discursos de Jesús que nos narra san Juan encontramos una autorevelación de Jesús, es decir, el mismo se identifica con imágenes tomadas ya de la vida pastoril ya la agrícola, introduciendo la imagen con una expresión característica: “Yo soy”.
El pasado domingo se presentaba con el “Yo soy el buen pastor”, porque conoce a sus ovejas y a la vez éstas le conocen a Él También se identificará con el “Yo soy la puerta”, con “Yo soy el camino”…
En este domingo la parábola, o imagen está tomada de la vida agrícola. “Yo soy la vid verdadera”. Así como en la imagen del buen pastor nos habla del conocimiento mutuo:”conocer y reconocer”, en la imagen de la vid está la íntima unión con los sarmientos, éstos no pueden dar fruto si no están unidos a la vid. Así somos los cristianos, los discípulos de Cristo, sólo unidos a Él podemos dar fruto.
Ya en el A.T. estas imágenes son usadas por los profetas para hablar del gran amor con que Dios ama a su pueblo. “Mi amigo tenía una viña que cuidaba con todo primor, mas esta viña en vez de dar uva dio agrazones…” También los Sinópticos ponen en boca de Jesús las parábolas de la viña y los viñadores que no quieren entregar sus frutos.
Pero el evangelista Juan, siempre tan original, identifica la viña, o la vid con el mismo Jesús. “Yo soy la vida verdadera”, como en el caso del buen pastor, si se identifica con la vid verdadera será que las hay falsas, que no dan el fruto deseado por el Viñador.
Jesús es la Vid que no defrauda al Viñador, Dios Padre, y los que estamos unidos a Él, a Cristo, tampoco debemos defraudar. La imagen utilizada por Jesús es muy gráfica y sugerente. Está claro que si los sarmientos no están íntimamente unidos a la vid no dan fruto.
La parábola nos habla de una acción muy interesante “Todo sarmiento mío que no da fruto lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que de más fruto. Vosotros ya estáis limpios por las palabras que os he hablado…”
Interesante observación si queremos dar fruto hay que estar dispuestos a que se nos limpie, a que se nos pode, cada uno sabrá de qué.
Cabe una buena reflexión ¿Cómo estoy unido a Cristo? No se trata de decir “Señor, Señor”, sino de hacer su voluntad: Dar fruto. “En esto conocerán que sois mis discípulos, si os amáis unos a otros, como yo os he amado” “Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando”, dice Jesús. Y el creyente sabe que sin Cristo, muy poco podemos hacer.
Celebrar la eucaristía nos compromete a amar como Cristo nos ama, que su Espíritu nos llene de vida y alegría y demos el fruto que el espera de cada uno.
P. Miquel Bonet Nicolau CR.

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