miércoles, 20 de mayo de 2009

HOMILIA. ASCENSIÓN DEL SEÑOR. 24-V-2009

ASCENSION DEL SEÑOR

“Subió Al cielo y está sentado a la derecha de Dios”. Sí, hace mucho que nos dejó físicamente, y el mismo instruía a sus discípulos de que era necesario de que se fuera, que era conveniente, para que el espíritu que mandaría del Padre nos guiara hacia la verdad plena.
Nos ha dejado y a la vez está, ha cambiado su manera de aparecer o de ser en relación a nosotros, es el mismo, pero distinta su presencia. El siempre nos acompañará hasta el fin de los tiempos. Dice escuetamente el evangelista san Marcos: “Ellos se fueron a pregonar el Evangelio por todas partes, y el Señor cooperaba confirmando la palabra con las señales que les acompañaban”.
Cuán importante es esto de que a la palabra le acompañen los hechos. Y a la vez que los hechos sean explicados por la palabra. Dice Pedro en los hechos de los apóstoles. Os maravilláis porque este paralítico haya sido curado, no es por nuestra causa, es en el nombre de Jesús de Nazaret, por el que veis hoy sano y salvo a este hombre. Así son las cosas y hay que decirlas por su nombre.
Los creyentes aprenden a poner las cosas en su sitio y si pregonan solidaridad, saben que hay que vivirla. Si llaman a la reconciliación, hay que vivir esta reconciliación. Sí , el Señor Jesús sigue hoy con signos, con hechos confirmando la palabra de la Iglesia, Veamos si no la cantidad de santos y santas, de personas entregadas con riesgo de sus vidas a la causa del evangelio, creyentes entregados por la causa del Reino en situaciones heroicas.
Sí, podemos afirmarlo, unidos a san Padre, todo en nombre de Jesús de Nazaret, cuyo Espíritu nos acompaña para sostener nuestra debilidad. El és el único, ayer, hoy y siempre que nos salva, que a transformado y glorificado la naturaleza humana y que sigue llamando a todo hombre y mujer a transformarse y a transformar la humanidad.
La Iglesia, toda la comunidad creyente se sabe enviada al mundo a proclamar el evangelio a toda la creación, “la creación entera está gimiendo con dolores de parto hasta que llegue la plena manifestación de los hijos de Dios”, así lo dice Pablo a los Romanos.
La Iglesia toda, y nosotros en ella y con ella, estamos llamados a ser sacramento de salvación universal, unidos a Cristo, somos signo, señal e instrumento de salvación para toda la humanidad.
En Cristo junto a Dios Padre, de donde procedía, está nuestra naturaleza humana glorificada. El es nuestra esperanza y con él aquí y ahora queremos vivir su vida de entrega y de amor.

P. Miguel Bonet Nicolau C.R.

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